
En el nivel superior de un edificio corporativo, esta oficina para una desarrolladora inmobiliaria logra lo que muchos espacios más grandes no logran: claridad, eficiencia, amplitud y personalidad en una planta compacta con retos técnicos.
El diseño parte de una limitación: dos columnas y baños al centro del
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espacio. La solución fue crear un núcleo central con puertas ocultas que disimulan baños, cabinas y áreas de apoyo, envueltos en una celosía oscura de líneas verticales. Este volumen organiza el espacio: de un lado, la zona pública con recepción y salas de reunión; del otro, el área operativa para el trabajo diario.
Cada rincón fue diseñado con precisión: desde una cocineta discreta hasta mobiliario a medida para mostrar el portafolio. Nada se siente forzado. Al fondo, dos oficinas privadas en vidrio templado mantienen la conexión visual y aprovechan la luz natural sin aislarse.
La paleta oscura y elegante, masculina como su usuario, se equilibra con curvas en cielos, muros y luminarias que suavizan la estructura, favorecen la circulación amplia y aportan calidez.
El resultado: una oficina que proyecta solidez en su estructura, cercanía en su ambiente y visión de futuro en su amplitud condensada.