Para este bistró francés de ‘brunch and drinks’, exploramos una espacialidad mágica. Algo que transporte a los usuarios a una dimensión sofisticada, llena de elementos sorpresa, creativa, y diferente. Que nos invite a soñar, a expresarnos y a sentirnos cómodos en el espacio. El color morado se usó como un destello que nos conecta a nuestro propio poder, al lujo, a la nobleza, a la sabiduría y a la espiritualidad.
Una instalación diseñada paramétricamente en computadora, pero hecha artesanalmente con más de dos mil quinientos velas de cera natural es la que nos da la bienvenida en el atrio de entrada. El punto más bajo en el ingreso, junto al mostrador de recepción, un piso de madera y muros negros con molduras nos transportan a una elegante dimensión, mientras la fantasía, juego y dinamismo lo aporta la monumental escultura de velas. Éstas guían el recorrido hacia el espacio principal donde se convierten en el marco y elemento focal. El sillón de pared corresponde a la amorfa geometría de la escultura en elevación, y está dividido en paletones, inspirado en un pastel tiramisú. Las mesas son de mármol blanco para traer luz y elegancia al espacio y son acompañadas por sillas de madera y gamuza en tonos cálidos. El bar tiene un remate de espejo el cual da un efecto de amplitud y hace que apreciemos los detalles e instalaciones de distintos puntos de vista. En el exterior apreciamos una composición de lámparas artesanales hechas a mano con fibras naturales en distintas formas, tamaños y alturas para seguir rindiendo alegoría a lo que sucede en el interior, pero brindando un toque particular de personalidad al espacio como un todo. Como todo proyecto TZOLeado, la vida, los colores y las plantas naturales son parte integral de la composición. Amouret sin duda es un fantástico punto de encuentro que nos invita a divertir nuestros más profundos y creativos sentidos.