
En un principio las colonias eran las calles, los amigos se hacían sobre las avenidas y las vivencias se compartían en las esquinas. El desierto de pavimiento lo han tomado los vehículos y han dejado a las casas opacadas por la jungla de los grandes edificios. Sin embargo, como en todo desierto o toda jungla todos buscan un oasis.
La pérgola y la piscina hacen un ecosistema paradisiaco. Este conjunto representa, con altura y elegancia, la apertura a nuevas experiencias. La briza del exterior, la comodidad de una sala o la energía de una rutina de ejercicio, son elementos que trasmiten el estilo de vida moderno. La pareja de conjunto, la piscina, en su contraparte rústica y profunda sumerge a quien delite el mural artesanal en la insignia de los paisajes guatemaltecos: “El lago de Atitlán”.